0
comentarios
Por dónde empezar… Tal vez
por decir que Cristina, en el discurso de ayer, se posicionó como nunca en esa
tradición vitalista del pensamiento y de la acción política. Esa tradición que
coloca los límites de la intervención en lo que el cuerpo puede. Lo que puede
su cuerpo, el cuerpo de la organización política que ella conduce, el cuerpo
social que representa como primera mandataria.
Les dejó bien en claro a los
que quisieran escuchar que en algunas coyunturas políticas ir más allá de lo
que el cuerpo puede es fomentar la descomposición de la organización política y
social alcanzada.
Así, hizo referencia a su
propio cuerpo cuando sostuvo que “Yo no estoy muerta por volver a ser
presidenta, muchachos. Yo ya di todo lo que tenía que dar, a mí no me van a
correr. Quiero decirles que estoy haciendo un inmenso esfuerzo personal y hasta
físico para seguir adelante; y en todo caso si hay algunos que creen que puede
ser mejor otro modelo, que creen que tienen tanto poder para torcer voluntades
para que este modelo sea desprestigiado, quiero decirles que conmigo no van a
contar”
Se refirió al cuerpo de la
organización política al decir “estoy cansada de los que dicen ayudar y vivan
el nombre de Cristina y al otro día hacen exactamente todo lo contrario para
que esto tenga problemas o se derrumbe”
Y se refirió al cuerpo social
al manifestar "debemos comprender que un país no lo puede hacer solamente
un Presidente o una Presidenta, se necesita de la responsabilidad y madurez
sobre todo de aquellos que comparten este modelo".
En este sentido, y en el
contexto de su discurso, es necesario comprender cabalmente qué quiso decir
Cristina con su referencia a que no se muere por volver a ser presidenta. No se
muere por volver a ser presidenta en un contexto en donde la organización
política que ella conduce atenta contra la organización alcanzada por el cuerpo
social. Por eso dice que de fortalecerse esa situación no cuenten con ella.
El discurso fue una
actualización de aquella archiconocida frase de Perón primero la patria,
después el movimiento y después los hombres. En efecto, cuando están primero
los hombres sucede lo que Cristina dijo ayer: “Es bueno que se jueguen aunque
sepan que por ahí no pueden ganar, porque hay algunos que si no van de ganadores
no van, ésos no son políticos, son otra cosa”. Cuando está primero el
movimiento el poder lo tienen las corporaciones como también lo manifestó la
presidenta.
Pero cuando está primero la
patria estamos como estamos ahora: Asignación universal por hijo extendida a
las mujeres embarazadas, convenios colectivos y paritarias, crecimiento
económico y desendeudamiento, aumento del empleo, etc.