Los medios como fines

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Enrique Masllorens escribió una columna muy interesante en la edición del domingo 19 de junio del diario Tiempo Argentino. En ella describe un encuentro que mantuvo con Sergio Schoklender cuando él todavía estaba recluido en Unidad 16 de Caseros. Lo muestra como un personaje manipulador, intrigante. Según Masllorens, una frase del director del penal lo mostraría en su esencia más pura: “Si yo lo dejo hablar al Ruso, yo me quedo preso y él se queda como jefe del penal.”

La asociación libre trabaja de manera misteriosa. A partir de leer la mencionada columna rememoré automáticamente una frase de mi padre y con ella una pequeña historia. El pelado decía: “si lo dejan hablar a él, meten preso al muerto”. Ahora la anécdota. Mi vieja siempre recuerda una vez en la cual ella le manifestó a mi viejo su desconfianza sobre un primo con el que trabajaba. Casi sin dejarla terminar de hablar mi papá se enojó mucho y le dijo que no tenía por qué hablar mal de su pariente. El tiempo le terminó dando la razón a la viejita.

El tiempo le terminó dando la razón a los que alguna vez le dijeron a Hebe y al resto de las madres que el “monje negro” no era de confianza y que las iba a terminar traicionando. Eso hoy ya no importa. Lo que sí importa es el ataque y las mentiras que se publican a diario sobre las madres en los medios de comunicación.

En este sentido, debemos volver sobre lo dicho por Masllorens: “un periodista amigo que trabaja en uno de los medios del Grupo Clarín me reveló –luego de unas copas de cabernet– que cuando se desató el caso, la orden no escrita pero firme, fue la de apuntar toda la artillería sobre Schoklender – Madres – Presidenta. Que ningún análisis o investigación debía apartarse de vincular siempre a ese triángulo y que había que machacar sin descanso.”

En un primer momento entonces, tanto Schoklender como Hebe sólo sirven coyunturalmente para evitar que Cristina sea reelegida en octubre. Publicar y mentir: hay que lograr que las Madres y la presidenta queden “pegadas” al defalco hecho por el ex convicto.

En un segundo momento aparece la estrategia a mediano y largo plazo de los grupos de poder. Detengámonos un momento en este punto. Si los hermanos fueran miembros de un grupo empresario X, su suerte estaría atada a los negocios existentes con la empresas que forman parte de los distintos grupos. Sino pregunten a Techint o al mismo Macri y su negociado con Clarín y la venta de las Netbooks para los colegios porteños.

Pero no, la estafa de Schoklender fue hecha a un organismo de DDHH que dice estar continuando el proyecto de sus hijos desaparecidos por la última dictadura militar. De estos últimos los multimedios fueron socios en papel prensa y en tantos otros negociados. En otras palabras, Cristina no debe ganar porque su victoria implica mucho más que la implementación total de la Ley de Servicios Audiovisuales. Supone socializar aún más los productos del trabajo y eso es lo que los sectores económicos concentrados no quieren.

En este sentido, son capaces de sacrificar hasta sus “hijos”. En efecto, mucho se dijo sobre la sospechosa decisión de Felipe y Marcela de realizarse el análisis de ADN y compararlo con toda la base de datos genéticos. Se ha manifestado que si lo aceptan es porque saben que no existe en el banco un patrón como el de los hermanos. De todas formas, nunca van estar 100% seguros de que la información sea verdadera.

En esta guerra a más largo plazo Clarín está dispuesto a sacrificar a sus “hijos” algo que las Madres nunca harían.