Sigmund Freud analizó un mecanismo que llamó
formación reactiva por fortalecimiento de un opuesto. Este último se da en la
represión propia de las neurosis obsesivas.
Hoy queremos hacer un uso libre de ese mecanismo
en relación a la coyuntura política argentina. La analogía es simple: cuanto
más le pegan a Cristina los medios de comunicación pareciera que más crece la
imagen y la intención de voto para la presidenta.
Respecto al punto, nos gustaría plantear una
pregunta: ¿existe un rechazo de cada vez más grandes sectores de la población a
la forma en que los medios más grandes construyen la noticia? Y, ¿fortalece la
imagen de Cristina que los medios la ataquen constantemente? Es muy difícil dar
una respuesta afirmativa. En todo caso, lo que sí es claro es que en términos
de su disputa política, la estrategia mediática no pareciera estar dando los
resultados que sus editorialistas esperaban.
Hemos sido protagonistas a ciertos cambios en la
estrategia editorial, por ejemplo: pegarle a los aliados políticos que para los
periodistas causarían más rechazo en la opinión pública. Más allá de esto,
pareciera seguir sin hacer mella en la imagen presidencial.
Tal vez la respuesta a este
interrogante está en algunos comentarios realizados en post anteriores. Nos estamos
refiriendo al carácter virtual que tomó la militancia política argentina para
los políticos opositores. En ellos sosteníamos que Magnetto se había
posicionado como un articulador y canalizador de un frente político que
construyó un poder virtual y no territorial. También decíamos que los
principales engañados no fueron aquellos que leen y escuchan cotidianamente las
operaciones políticas desde los multi - medios sino la oposición misma. De
todas formas, no nos vamos a referir aquí a la oposición, sino a la opinión
pública y a los efectos de las operaciones virtuales en su sentir.
Una de las definiciones
más interesantes de virtualidad la dio Gilles Deleuze: “Real sin ser actual;
ideal sin ser abstracto”. En este sentido, configura
un entorno en el que la información y la comunicación son compartidas con otras personas y que tiene, por su propia construcción, una
estrecha relación con el mundo físico. En otras palabras, se
encuentra interrelacionado además de influir sobre este último. Pero, no
son más que ilusiones. Es una realidad perceptiva sin ningún soporte material
más allá de la interfase que genera el ordenador.
Uno de los
casos más claros de una persona que vive -y padece- una realidad virtual es
Elisa Carrió. Su frase “la gente me dice en la calle los queremos matar”. Hay
una percepción sin un claro hecho material; es una percepción compartida
mientras la política se reduce a un panel televisivo.
Generan una
interfase con “gente” con la que creen compartir una visión del mundo, cuando
en definitiva esa “gente” es solo el ordenador que les permite recrear aquello
que los multimedios construyeron.
El tema es
que esta construcción comenzó a caer no porque la estrategia del multimedios
comenzara a fallar, sino porque se puso en cuestión que la “gente” a la cual
ellos interpelaban realmente existiera. Esto se debe a que frente a la cercanía
de las elecciones se reflexiona sobre aquello que es relamente importante. Los
actos de gobierno en beneficio del pueblo. Se fortalece Cristina porque se
rechaza como inverosímil aquello que es presentado como realidad.
"Homovirtualis II"
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