“Si no pegás es porque te están pegando”. Esta frase del gran filósofo argentino Abel Laudonio nos puede servir para comprender la dinámica de la disputa comunicacional y política en la República Argentina.
De todas formas, tendríamos que poder distinguir lo que son trompadas o, mejor dicho, manotazos al aire de golpes que llegan con fuerza al cuerpo del rival. En este sentido, podemos leer hoy en La Nación on line una nota que se titula La Presidenta habló por cadena y volvió a eludir el escándalo. Con escándalo se refieren a los cables del servicio exterior norteamericano que se filtraron en estos días.
Primer manotazo al aire. Intentan cubrir los anuncios que se hicieron en relación a los trabajadores temporarios y la decisión del gobierno que sigan cobrando las asignaciones familiares en los momentos que se encuentran sin trabajo y que las pensiones no contributivas cobraran por única vez $220 peso extras.
Luego, en una segunda nota titulada La Presidenta anunció medidas sociales y acusó a los empresarios por la inflación hacen mención a estas medidas pero sosteniendo que la culpa del alza de precios es de los séctores patronales.
Segundo manotazo al aire. Veamos lo que dijo la presidenta -que por cierto es citado en la nota cosa que hace más miserable el título que pusieron-. "Los sectores de concentración económica deben entender que las tensiones en algunos precios no es por aumento de salarios sino también por excesiva rentabilidad y les pidió que "que contribuyan en su carácter de formadores de precios a ir creando las condiciones para poder llegar a un acuerdo entre trabajadores sindicalmente organizados y empleadores".
Alguien puede creer que cuando la Presidenta dice “deben entender que” o que “contribuyan” está acusando a su interlocutor. La operción discursiva del matutino consiste en personalizar un argumento conceptual. En otras palabras, la concentración económica no es una peculariedad argentina ni mucho menos fruto de la voluntad de los individuos. Es la dinámica actual del capitalismo y no es culpa de nadie en particular.
Es por eso que decimos: quédese tranquilo Dr. Laudonio mientras nosotros intervenimos con golpes certeros contra la desigualdad, los manotazos al aire agoreros de siempre los van dejando sin aire.
"Boxeo y filosofía política"
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