Neo menemismo, evitoguevarismo y Pinolandia

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Quiero dedicar algunas líneas a tratar de esbozar la respuesta a una pregunta que viene repiqueteando en mi cabeza desde hace algún tiempo. ¿Por qué algunas personas que se reconocen como peronistas no apoyan al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner?

Es cierto que podríamos dar una respuesta rápida y decir -pensando en el “peronismo federal”- que son toda una manga de traidores, mafiosos y menemistas trasvetidos que más que miembros del peronismo disidente son disidentes del peronismo. De todas formas, creemos que estas afirmaciones sirven para explicar algunos casos pero no todos, y lejos están de explicar a la mayoría de ellos.

También es verdad que tenemos por otro lado a ciertos aliados de pinolandia que se reconocen como cultores de nuestra doctrina pero que no pierden oportunidad de criticar al gobierno y sus acciones. La respuesta fácil para este grupo es tildarlos de oportunistas y troskos portuarios que creen que la política es, en el mejor de los casos, tomar el palacio de invierno sin percatarse que lo que realmente sucedería si ellos llegaran al poder es, justamente, el invierno… el invierno más crudo. De nuevo sería cierto que esta explicación alcanzaría para explicar algunos casos pero no todos… más que alejados nos encontramos en este caso también, si nos circunscribiéramos a afirmaciones de este tipo.

Pero empecemos por los primeros. Tal vez, una de las principales causas más estructurales que podríamos llegar a encontrar en este grupo es lo que podríamos llamar aggiornamiento menemista. Si bien, esta idea contiene a la de traición, ya que muchos dirigentes partidarios y sindicales fueron comprados en este período, es importante señalar que este fue posible por la reforma y desmantelamiento del estado durante el decenio neo liberal. Por caso, mientras unos se llenaban de plata con negociados, otros comenzaban su socialización política en ámbitos para los cuales la inacción y mirar al costado frente a los atropellos patronales eran moneda corriente.

Es por esto que muchos hoy atacan al gobierno por tratar acotar los espacios de poder de los grupos concentrados. Los resabios de la “revolución productiva” -Menem- son los puntos de los que parte el Movimiento Productivo Nacional -Duhalde-, en donde lo productivo son los sectores patronales y en donde siempre se relega la lucha por la puja distributiva a último lugar.

El aggiornamiento menemista opera aquí de la siguiente forma: se reconoce en términos formales el lugar de los trabajadores en la mesa de negociación pero se ataca en los hechos la autonomía de las organizaciones sindicales respecto de las políticas impulsadas por los sectores patronales. Moraleja: el Movimiento Productivo Nacional hizo suyas las políticas de los jefes. En otras palabras, la imparcialidad de la administración pública, en un posible gobierno de estos sectores, se vería fuertemente cuestionada ya que si bien dicen apoyar explícitamente la existencia de paritarias y convenios colectivos de trabajo, en su modelo de organización estatal las organizaciones obreras quedarían subordinadas a los intereses de la alianza establecida entre los sectores patronales y la gestión pública.

Así critican a las retenciones pero nada dicen del IAPI, se oponen a la relación entre Argentina y Venezuela pero se olvidan de la ruptura del bloqueo a CUBA hecha por Perón en 1973.

Para concluir con este caso podríamos decir que sus cuadros reconocen un modelo de negociación en donde lo que se negocia no es la distribución de la riqueza sino el fortalecimiento de los sectores patronales.

Respecto del segundo de los grupos, también es posible encontrar en las reformas estatales de los 90’s una respuesta al interrogante planteado. En este grupo se hizo presente una forma de entender el proceso neo liberal que podemos llamar evitoguevarismo. Con este nombre queremos graficar la idea de que aceptaron como peronismo lo que el menemismo decía que era nuestra doctrina. Se corre de lugar la figura de Perón y se deja la de Evita y se agrega la del Che.

Se cataloga a todo el movimiento sindical como menemista, se deja de lado la experiencia del MTA y se profundiza la relación con la CTA. Desde nuestra perspectiva creemos que esto se debe a la fuerte inserción estatal que tenían muchos de los militantes de este sector, en donde UPCN jugó un rol muy importante en el apoyo al menemismo. En este sentido, los cuadros que se formaron al calor de la militancia en ATE aprendieron a proyectar hacia todo el movimiento obrero articulado alrededor de la CGT la experiencia de UPCN.

Hoy por hoy siguen realizando la misma extrapolación pero sin hacer una lectura del proceso histórico que se abrió a partir de diciembre de 2001. En efecto, desconocen que la dirección de la CGT es hoy el MTA. Además, reclaman más democracia sindical pero al momento de las elecciones distintas listas se acusan de fraude. Poseen padrones inflados que a la hora de la votación muestran una clara discordancia entre aquellos que sufragan y los que figuran como afiliados –nos estamos refiriendo a la cantidad.

Estos son los grupos que apoyaban el FRENAPO pero hoy critican a la asignación universal por hijo. Mantienen una posición purista respecto de las posiciones y alianzas del gobierno pero que no tienen empacho en aliarse con Cobos y Carrió para frenar las políticas del gobierno.

Como podemos intuir, el menemismo caló mucho más profundo de lo que creemos. Luego de siete años del abandono en la implementación de políticas neo liberales la práctica política sigue tamizada por esas por los efectos del desmantelamiento del Estado. Está en nosotros poder detectar en dónde se filtra para poder la lucha ideológica en esos espacios.
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