Gramsci, Vargas Llosa y la apertura en la Feria del Libro

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El debate en torno a la invitación a Vargas Llosa para realizar la apertura a la Feria del Libro de Buenos Aires abre la posibilidad de discutir algunos claro – oscuros que según mi opinión no fueron del todo agotados.
         En primer lugar, no estoy de acuerdo con que se le quiera impedir que hable. Que diga todo lo que quiera. Además, ya lo hace: dijo que Cristina es una “pobre intelectual” y otras barbaridades por el estilo. De todas formas, por el hecho de haberlo planteado se logró que la presidenta tomara posición y dejara bien claro que para ella nadie debía impedir que el escritor peruano hablara y se expresara de la forma en que él mejor lo considerara.
         Tal vez, y para cerrar este tema, pensemos en los posibles titulares de Clarín sobre el tema. Titular 1: Cristina no autorizó y prohibió que Vargas Llosa hablara en la conferencia inaugural de la Feria del Libro. Titular 2: Vargas Llosa se refirió a la Presidenta de la Nación como una populista recalcitrante. ¿Cuál es la diferencia? Por mi parte, teniendo en cuenta los índices de popularidad de Cristina, prefiero el segundo.
         En esta línea quería profundizar un poco el análisis. Creo que la derrota con la 125, así como también en las elecciones a diputados, dejaron una marca que todavía nos cuesta un poco superar. Nos pegaron de tantos lados, y nos rechazaron de formas tan fuertes, que en seguida nos ponemos a la defensiva. En muchos casos reaccionamos como si el escenario político no hubiera cambiado.
         Desde hace un tiempo, la agenda la empezamos a marcar nosotros y eso se nota en la forma en que los oligopolios mediáticos construyen las noticias. Tratan de operar en la interna, atacan a la juventud y ya no a Cristina. Pero creo que el indicador más claro de esto fueron las tapas de Clarín y La Nación el día posterior al discurso de la Presidenta en la apertura de las legislativas. El primero de los matutinos puso en tapa que Cristina dijo que todavía no es candidata y el segundo dedicó su titular una Crítica de esta última a los sindicatos.
         En este sentido, y si me permiten, quisiera realizar una lectura somera de la coyuntura política actual. En un post anterior, había traído a colación el concepto de hegemonía gramsciano. En él decía que si rastreábamos genealógicamente este concepto desde la perspectiva del pensador italiano, teníamos que retrotraernos a la experiencia de los consejos obreros en la Italia de los años 20. La pregunta que se hacía Gramsci era ¿por qué la clase obrera italiana no pudo construir una hegemonía en el proceso de lucha abierto? La respuesta que se daba era porque no había logrado poner de su lado al campesinado. En este sentido, la hegemonía consistía en una dimensión que suponía la construcción de un consenso entre el campesinado y la clase obrera y otra que impulsaba la lucha y la coacción contra la explotación capitalista.
         Si tratamos de pensar, con la ayuda de este concepto, lo que sucede hoy en la argentina tendríamos hacer una divisoria de aguas entre el clima político que se vivió durante el conflicto con las patronales agrarias y lo sucedido posteriormente. En primer lugar, habría que aclarar que si bien estamos lejos de un proceso hegemónico, se está avanzando hacia un escenario en donde ciertos actores invisibilizados durante el conflicto, hoy comienzan a reposicionarse de otra forma. En efecto, si nos referimos al sector agrario, la coacción que, con ayuda del “momoveneguismo”, la patronal realizó sobre los trabajadores rurales se empieza a desgajar con las investigaciones sobre trabajo esclavo en los campos argentinos, en donde ya es inocultable la complicidad de UATRE con la “Mesa de Enlace”. Análisis similares pueden hacerse sobre la juventud y su inserción en la militancia, en donde un sector que se encontraba en muchos aspectos como observador del proceso, hoy comienza a tener un rol más que activo en la dinámica política por la que estamos transitando.
         Párrafo aparte merece la Corriente Nacional del Sindicalismo Peronista (CNSP) que a partir de su apoyo a Boudou en Capital Federal está logrando que sectores históricamente reacios al peronismo comiencen a ver como una posibilidad votar el proyecto del FPV en la ciudad. Además, y nobleza obliga, cualquiera de los otros dos candidatos en la CABA están en carrera para disputar la jefatura de gobierno cosa impensada dos años atrás. En otras palabras, el oficialismo tiene tres posibles candidatos, con probabilidades fuertes en la ciudad.
         Algo similar está sucediendo en Santa Fe con Bielsa y Rossi, es decir, estamos en condiciones de sumar e integrar a una dinámica en donde el reposicionamiento político comienza a darnos una fuerza que hace dos años era ciencia ficción.
         En segundo lugar, y relacionado con esto, comienza a notarse la presencia de una dirección que no corre detrás de la coyuntura. No me estoy refiriendo a la dirección del proyecto, sino a dirigentes que conducen y organizan. Este tema es central para la construcción de una hegemonía. Cuando se conduce y no se va por detrás de las corrientes de opinión se está frente a la posibilidad de consolidar políticamente en proyecto nacional.
         Es por esto, y mucho más, que no le tenemos que tener miedo a las tapas de Clarín y La Nación el día posterior a que hable Vargas Llosa. La construcción política avanza y el proyecto nacional y popular se consolida cada día más.
           
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