Respuesta a Beatriz Sarlo

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En su columna del sábado 12 de marzo de 2011, titulada El cambio de una militancia a otra, la escritora argentina realiza un análisis de lo ocurrido en la cancha de Huracán con motivo del acto convocado por el Corriente Nacional de la Militancia, a la cual se acercaron una gran cantidad de agrupaciones externas e internas a este frente y en donde se estima que concurrieron cerca de 80000 personas.

Habría muchas cosas para discutir en el artículo, pero en esta ocasión quisiéramos referirnos solamente a la tesis central del mismo. Según las propias palabras de la autora: “A diferencia de aquellos actos de la historia, el de ayer no tuvo como protagonista a la "columna vertebral" formada por los sindicatos, sino a la nueva columna vertebral: la de las organizaciones sociales y juveniles. El cambio de una a otra militancia indica un cambio de época: del trabajador integrado al activista social que comenzó su camino en el barrio, con los subsidios y los planes.” 

Como puede apreciarse Beatriz Sarlo sostiene que el FPV ya no encuentra su sustento político en el movimiento obrero, sino en la militancia que responde a distintos movimientos sociales y agrupaciones de la juventud. Además, y si bien no lo dice explícitamente, la mención a los subsidios y los planes deja flotando el fantasma de clientelismo y por ende la ya típica lectura a las que nos tienen acostumbrados algunos periodistas argentinos. Pero vayamos por partes y tratemos de discutir los argumentos de la escritora.

Dice Beatriz Sarlo: “El 11 de marzo ha venido a ocupar un lugar vacío, ya que el 17 de octubre no estuvo en estos años entre los fastos de la nación peronista, probablemente porque, a lo largo de la historia, la fecha fue reivindicada por todos en el movimiento y es difícil reciclarla ya que, para hacerlo, también hay que reciclar a Perón. Por lo tanto, el 11 de marzo es la fecha indicada.”

Pregunto: ¿Y el acto del 17 de octubre de 2010 en la cancha de River? Acto al que concurrieron Cristina y Néstor Kirchner y en el que también se movilizó el Movimiento Evita. El acto del 26 julio organizado en conjunto entre los movimientos sociales y la CGT. De todas formas, no tratamos aquí de hacer un listado de las marchas y movilizaciones en donde ambas organizaciones concurrieron, sino de mostrar algunos indicadores que cuestionan la tesis del cambio de una militancia a otra. En realidad, estamos frente a un momento histórico en donde confluyen dos tipos de militancia que ocupaban, hace tiempo, veredas opuestas dentro de la militancia peronista.

Las presidencias de Néstor y Cristina, con la reinstauración de las paritarias y los convenios colectivos de trabajo, lograron devolverle a los sindicatos el rol político que se les había escamoteado en los 90. Además, con los programas sociales lograron consolidar formas de organización cooperativas en donde los movimientos sociales comenzaron a darles espacios de participación política y de reinserción laboral a muchos de los excluidos durante el decenio neoliberal. No está de más decir también que el contexto económico de crecimiento y desarrollo por el cual está transitando argentina posibilitó que miles y miles de desempleados volvieran a conseguir trabajo registrado.

Más adelante, refiriéndose a Cristina dice: “Delante de ella estaban el espacio reservado al periodismo y, en el medio, un centenar de militantes de la Juventud Sindical; fueron ellos quienes vieron más de cerca a la Presidenta. El peronismo nos ha acostumbrado a todas las sorpresas, incluso a las agradables. Antes, en los años 70, la Juventud Sindical, cuando no se tiroteaba, se agarraba a golpes con la militancia que hoy se celebra.

En este párrafo, y nobleza obliga, Beatriz Sarlo reconoce la alianza entre la CGT y los movimientos sociales. Lo que parece no reconocer, tal vez porque estaba de espaldas, que los militantes de la juventud sindical eran muchos más que un centenar. En efecto, una mitad de un de las populares de Huracán estaba ocupada por distintas organizaciones gremiales y sus respectivas corrientes de la juventud.

En definitiva, y pensándolo mejor, tal vez sea posible hablar en este contexto de un cambio de militancia por otra. Pero no en el sentido en que lo hace Beatriz Sarlo. En realidad es una militancia en donde no se construyen dicotomías, sino en donde aquellos que en los 70 marchaban por carriles separados hoy se encuentran para defender el modelo instaurado por este proceso político. Eso es tal vez lo que molesta a muchos opositores, y quieren negar tapando el sol con las manos.
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